QUIERO CONTARTE MI HISTORIA

QUIERO CONTARTE MI HISTORIA

Mi nombre es Eric Belmonte, tengo 18 años y soy el fundador de Armorino.

Todo comenzó con algo tan sencillo y a la vez tan simbólico como mi primer dial. Ese fue el inicio de lo que hoy se ha convertido en un proyecto que busca dejar huella en el mundo de la relojería.


Con tan solo 30 euros ahorrados y una ilusión inquebrantable, me marqué un objetivo: convertirme en creador de relojes, pese a no tener los medios para acceder a grandes piezas de la alta relojería que tanto admiraba. Empecé comprando y vendiendo objetos de segunda mano, hasta reunir lo suficiente para adquirir mis primeras herramientas y piezas. Con ellas, aprendí a montar, reparar y dar vida a relojes.


El camino no fue fácil, pero cada pequeño avance me acercaba más a mi meta. Vendí mis primeras creaciones hechas por piezas, una tras otra, hasta poder dar forma a lo que sería mi primer prototipo de Armorino. Ese reloj lo regalé a mi abuelo, la persona que despertó en mí la pasión por la relojería con aquellos relojes “viejos” que tanto me fascinaban de niño. Él siempre me decía: “vas a ser un pequeño gran hombre”, y quise que mi primer gran logro lo llevara él, como homenaje a sus palabras y a su apoyo incondicional.


Ese modelo marcó un antes y un después. Fue el momento en el que comprendí que mi sueño podía materializarse: Armorino ya no era solo una idea, era una realidad. Desde entonces, hemos seguido creciendo, evolucionando y perfeccionándonos, con la convicción de que cada reloj debe ser algo más que un objeto: debe ser una historia, un legado.


“Time to reach the unreachable” no es solo un eslogan; es el reflejo de un viaje personal convertido en marca, y la promesa de que en Armorino nunca dejaremos de soñar ni de evolucionar.

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